La leyenda de San Borondón empezó con un santo irlandés
Una tarde de septiembre de 1957, el fotógrafo Manuel Rodríguez Quintero deambulaba por las laderas occidentales de La Palma, en las Islas Canarias de España, cuando divisó una forma en el Atlántico. La silueta parecía cristalina, recortada contra el sol poniente: una escarpada isla que se elevaba hacia dos picos montañosos gemelos. Aturdido, Quintero levantó su cámara y apretó el obturador.
La fotografía de Quintero pronto encabezó una doble página en la prensa española. Había recogido en película el objeto de una búsqueda centenaria: la mítica isla de San Borondón.